Siempre me han dicho que tengo la boca de piñón
Los perros se parecen a sus dueños, según '101 Dálmatas'. ¿Qué otras conclusiones podemos extraer de ahí?
Siempre me han dicho que tengo la boca de piñón, una boca pequeñita con labios finos y cortos, aunque dientes grandes y cuadrados. Y es cierto que mi boca es pequeña, en comparación con una boca cualquiera. Es pequeña cuando la mantengo cerrada.
Como con cualquier cosa: se reduce, se empequeñece, si no le das la suficiente atención. Quizás por eso me gustan las grandes palabras. Y las sonrisas. Las de oreja a oreja. Supongo que también será porque tengo los dientes grandes. Por eso me gusta la grandiosidad, pero solo la que se encuentra en las cosas pequeñas.
No es extraño encontrar cosas grandes cuando se anuncian como tal. Las personas altas suelen ser más corpulentas y las bajitas a menudo son menudas. Algo parecido pasa con la apariencia –artificial– y la personalidad. Como si fuera necesario anunciarse. Por eso los curas van con sotana y los drags son reinonas. Yo no he visto ningún show drag en sotana – y no será porque no es sexy… Pero eso ya es otra historia y no me quiero meter en temas controvertidos que no me incumben.
No cabe duda de que existe una línea muy fina entre lo que es coherente y lo que no, y a esa línea yo la llamo: misterio. Es un terreno de arenas movedizas en el que, si uno sabe moverse bien, puede conseguir grandes cosas, grandes cambios, grandes logros – para uno mismo y para toda la humanidad. Depende de mí que mi boca piñón provoque algún tipo de reflexión en los demás. Podría pasarme el día susurrando, utilizando palabras cortas, monosílabos, o simplemente quedarme callada. Y seguramente mi silencio acompañaría mi minúscula boquita, delicada, “como yo”. ¿Me explico, no?
Creo que esas pequeñas tensiones que encontramos dentro de nosotros mismos, esas contradicciones, son una de las partes más interesantes de las personas.
Hay algo que pensamos que no nos representa y queremos expresar lo contrario. ¿Y por qué lo pensamos? ¿Y cómo lo expresamos? Dice TANTO de cada uno. Lo dice todo. Seguro que hay algo en ti así.
Tienes los ojos pequeños y te gusta leer mucho. Las manos grandes y te gusta dibujar. La voz grave y te encantan las bromas tontas. La voz aguda y recitar Shakespeare es tu pasión. Quizás tienes mucho pecho y bailas ballet. O tienes poco y sales de fiesta cada noche. Y no me voy a meter en si la tienes grande o pequeña, porque da igual. Porque, por si no te habías dado cuenta ya, da completamente igual.
No tiene que ver una cosa con la otra. Pero nos afecta de todos modos, y es importante que nos demos cuenta. Yo no juzgo las acciones de nadie por juicios ajenos, yo misma con mi boca piñón trato de llamar la atención a través de palabras y simpatía.
No está de más preguntarse por qué, y asegurarse de que lo que hacemos tiene coherencia, aunque solo sea para combatir la incoherencia. Es bonito saberlo, es una forma de querernos más y mejor. De perdonarnos. Y sobre todo, de perdonar a los demás.
Flashback #3
La foto de hoy no viene con explicación, viene con mood board. Porque siempre que veo esta foto pienso que podría ser perfectamente un fotograma de una película de Wes Anderson en blanco y negro. Y me siento un poco genia porque fui yo misma la que le dijo a Jack que la sacara, él no veía qué tenía de especial esa escalera en medio del parque…
Os pongo en contexto:






Doy gracias al papel Ilford HP y su falta de color. (En la foto llevaba una rebeca fucsia que habría fastidiado por completo la estética wesandersoniana).
Aquí la fotografía no me sirvió para capturar un recuerdo, ni una persona, ni un paisaje, ni siquiera una historia. Pero, de alguna manera, lo acabó capturando todo. Fue pura experimentación. Estética. Y está bien que así sea. No todo tiene un propósito concreto, aunque nos empeñemos en dárselo.