Introducción
Bienvenidos a mi primera (y muy necesaria) chapa. Aquí explico por qué me estoy humillando públicamente.
Oh dios… Ya empiezo. Ya estoy escribiendo, lo he hecho tantas veces, pero aún me pongo nerviosa. Me siento como cuando era niña y me tocaba recitar un poema delante de toda la clase.
“¡Hola! Soy Laura Leonelli.”
Si has recibido este correo imagino que sabrás quién soy. Que te habrás suscrito con ilusión, o por compromiso. Si eres del primer grupo quizás me conozcas por mis artículos en la revista AD o por mis poemas en TikTok e Instagram, y quién sabe, quizás alguien viene de mis tiempos mozos en Wattpad, escribiendo historias de amor que aún leen las nuevas niñas de 13 años que ya no son yo.
Si eres del segundo grupo quizás te esté dando un poco de vergüenza ajena leer todo esto, o quizás ya hayas eliminado el correo. Pero yo no he obligado a nadie a leerme, así que puedes proceder libremente como desees.
Este primer envío pretende ser una explicación. Y ojalá sea la explicación que yo misma estoy buscando (desde hace ya muchos meses).
Hace cosa de un año me mudé a Madrid desde Barcelona. Como mudarse a Nueva York desde Los Angeles, suelo decir yo (pero al menos Nueva York tiene algo de agua fresca). Me mudé persiguiendo un sueño. Tengo varios, pero voy en orden. El sueño del que hablo es escribir, vivir de ello. Sé que es posible porque conozco historias de gente que lo ha conseguido. Pero a veces me siento un poco tonta, porque una historia ajena no tiene nada que ver con mi realidad.
De todas maneras, estoy dispuesta en convertir mi realidad en una de esas historias. Por eso estás tú hoy aquí leyendo esto. Aquí empieza mi historia. Soy escritora, y joven. Y mañana no sé qué seré mas que un día más vieja.
Si te interesa mi travesía te invito a que te quedes.
Aquí compartiré todo aquello que me inspira, que me motiva, y me invita a seguir luchando. Pero no todo es un camino de rosas y también compartiré las preocupaciones y miedos que se presenten, y ojalá podamos hablar de ellos juntos. O al menos pararnos a reflexionar en silencio.
He escrito mucho a lo largo de mi vida. Y solo he compartido un pedazo. Sé que os ha gustado ese pedazo, y quisiera agradecer el apoyo de todas esas personas que han hecho que esté hoy aquí escribiendo con ligereza sobre un teclado ardiente en una habitación que es más bien horno, una tarde cualquiera de mediados de agosto en la capital. Nunca me lo habría imaginado.
Hoy me comprometo a no callarme nada. A decirlo todo, y a decir cosas en silencio también. A ser honesta, sobre todo conmigo misma. Y a no tener miedo de equivocarme, de ser mala en algo, de tener un mal día y escribir con pocas ganas, porque mientras haya palabras, sé que existo. Cuando no las hay, incluso agosto en Madrid parece estar nublado.
Sé que este primer correo es un poco tostón. Que transmite una esperanza un tanto nostálgica, quizás porque he decidido privarme del uso del color y reducirlo todo al blanco y negro. Entenderéis por qué: quiero que los colores los pongáis vosotros.
A partir de ahora tú y yo tenemos una cita cada semana en la que compartiré algo contigo, algo que puedes hacer tuyo, o no. No pasa nada. Mi vida sigue, igual que lo hará la tuya abras o no el correo de tu bandeja de entrada. Solo quiero que sepas que hagas lo que hagas, pase lo que pase, yo estaré aquí, dispuesta a compartir un poquito de arte contigo, y que no dejaré de hacerlo. Porque te lo mereces. Porque la vida sin arte es un castigo.
Compartiré poemas, canciones, películas, fotografías, también reflexiones, libros, podcasts, y sí… Sé por qué estás aquí, dije que compartiría mi receta secreta de tortilla de patata. Todo a su debido tiempo.
Pero aquí viene un pequeño disclaimer: también compartiré experiencias, anécdotas, viajes, cartas personales. Y cambiaré algunos nombres (por privacidad), otros no. ¿Aunque qué más da? Sea Alex, María, Josep, Piju o Annie, aunque todos sean maravillosas personas, el protagonismo no radicará en ellos como individuos sino en sus historias, en lo que puedas aprender de ellas. ¿Vale?
Acabaré con una fotito. Tengo tantas… Tengo muchas por compartir. Y me gustaría acabar cada Newsletter tratando de describir ese momento como más buenamente pueda, invitándote a mirar por el visor de mi cámara analógica después de darle con ansia al carrete. Y ojalá entiendas por qué hice esa foto en ese instante.
Flashback #1
Empiezo con la que es mi foto de perfil e ilustra este proyecto.
Esa soy yo, sonriente, descalza, en Chesapeake Bay, Maryland (Estados Unidos). Y aunque podría ser mi madre en los 70, prometo que soy yo en 2024. Recientemente fui a Virginia para celebrar el Memorial Day por primera vez y a visitar a gente a la que quiero, o mejor dicho, a la única persona que realmente he querido. Pero eso es otra historia y ya he hablado demasiado. Simplemente quería inaugurar esta sección del Newsletter, una sección a la que voy a llamar Flashback, por obvias razones.
Me despido con mucha gratitud, aunque he dicho que seré honesta, así que lo reconozco: también tengo mucho miedo. Pero quiero confiar en que perseguir un sueño es algo noble, y no solo una mentira Hollywoodiense. Este Newsletter es mi experimento.
Si quieres colaborar te estaré inmensamente agradecida. Ya sabes cómo funciona. Es gratis, de momento, y lo será siempre. Pero muy pronto te daré la opción de colaborar, si quieres. Porque no seré yo quién te prive de sentirte filántropo.
Suscríbete y únete a mi aventura semanal. Nos vemos pronto :)
¡Gracias por leer esta publicación de Escribir y ser joven! Suscríbete para recibir más de manera gratuita.
Dejo aquí mis redes sociales por si algún despistado no me sigue aún: